Seguidores

"Y es que el universo siempre conspira a favor de los soñadores"

sábado, 6 de septiembre de 2014

Siempre habíamos estado así, viviendo entre armisticios.

Siempre habíamos sido un par de jirones hechos a partir de tirones que se llenaban la boca a base de  descosidos y emendaban sus errores más mundanos con un par de remiendos de contrabando.
Siempre habíamos sido esa casualidad tan bonita de la que aún no han dejado de hablar las canciones más audaces. Las prisas y esa insoportable impuntualidad causada por episodios de amor contra mi armario que la gente nunca ha logrado entender.
Éramos paz.
Paz en la mañana. Paz en mi colchón. Paz tras la resaca.
Ciertamente éramos paz y la peor guerra jamás creada en esas noches de verano donde cada uno volvía a casa por diferentes caminos. En esas noches en las que jurábamos no volver a vernos y que horas más tarde nos sorprendía el sol de mediodía firmando un nuevo armisticio donde pactábamos querernos hasta las tantas y abrirnos paso de la mano entre la multitud de cualquier feria.
Siempre fuimos eso. Un todo y un nada. Una suspensión de hostilidades pactada entre dos almas beligerantes. Dos sinsentido que no eran nada sin serlo todo.

 Y es que eso de las medias tintas o tintas a medias, ya sabían ellos, quizás demasiado bien, que no era la solución a sus problemas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario