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"Y es que el universo siempre conspira a favor de los soñadores"

martes, 26 de agosto de 2014

Unas de esas que vuelan

Vivía un infierno donde el frío era el dueño, donde el de la sonrisa más vacía y la promesa más incumplida salía con cierta ventaja de la casilla de salida.
Vivía entre 4 paredes de cartón que con el mínimo llanto se precipitaban caladas al vacío. Deshaciéndose entre ellas, aplastando hasta la más mínima ilusión, tapiando cada posible huida, cada exigua idea de que él no volvería a salirse con la suya, al menos no esta noche.

Soñaba con dormir, con dormir y no despertar, con no tener que preocuparse por qué decirle a ese extraño a la mañana siguiente. En verdad hubo ciertas noches en las que solo soñaba con soñar.

Pero tras muchas noches de besos dispares y amaneceres llenos de quehaceres adornados con mentiras endulzadas comprendió que no todo lo que brilla en esta vida es oro, que hay personas que merecen de todo menos llamarse así. Que la ausencia de cadenas y grilletes no declara libertad y que hay presencias que solo quieren destruir esencias.

Cansada se dirigió a la puerta. Llevaba a la espalda demasiadas palabras que no fueron nada y ni un hueco más para ninguna nueva punzada.
Se fue para no volver y de una vez por todas se abrió paso en el mundo a base de codazos.

Y ahora sí, ahora sonreía, había encontrado tiradas en el suelo las alas que perdió la primera noche, aquellas que vio caer sin la más mínima intención de abrirse y las mismas con las que tantas noches programó una esquizofrénica huida. Entendió que volar tiene su magia pero unas alas así debían tejerse con la mejor hebra de ese ovillo y tú.. tú (me) cosiste unas alas a base de puntadas sin hilo.

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