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"Y es que el universo siempre conspira a favor de los soñadores"

miércoles, 20 de agosto de 2014

RESIDUOS

-Aferrada a la barra del bar saboreaba su última copa. Esa que juraba como última antes de abandonarse a capricho divino del alcohol, antes de ahogarse con canciones que, hasta ese preciso instante, creía muertas. Haciendo equilibrios en una cuerda que lo único que quería era abrazar fuerte su voz. Dilucidando entre mantenerse en pie o dejarse caer al vacío, sin preocuparse por la inexistente red de seguridad que suele acompañar  a estos momentos.

Sonreía para sí.

La nostalgia de otros tiempos mejores recorría sus venas, intoxicando cada resquicio de su ser. Sus ojos se llenaban de vidriosos recuerdos a punto de saltar al vacío. Su lengua comenzó a tararear melodías que habían sido obligadas a quedar en el olvido y de pronto desplegó sus brazos. Respiró todo el humo que le permitieron sus maltratados pulmones y comenzó a girar entre las columnas del local.
Sus latidos acompañaban al mismísimo Eric Clapton a ritmo de “More than words” y el vuelo de su desgastado vestido dejaba al descubierto sus atrevidas piernas. 

Estaba en pleno éxtasis, a una vuelta más de perder el conocimiento, con las luces ya encendidas y gritando en silencio, callando las voces de lo que podía ser su cansada conciencia.

La verdad es que en estos últimos años se había acostumbrado a tenerla de fondo, podía decir que era una melodiosa voz que la acompañaba en sus peores noches. En esas noches en las que se dejaba ser, en donde los únicos protagonistas eran ella, el culo de esa botella y un individuo al azar.
Siempre al azar.

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